Hoy, en el blog de Delivinos, aprenderás de vinos y de cómo la historia y topografía han tenido protagonismo, convirtiendo a España en una potencia de vinos en Europa y en el mundo.
Historia del vino en España
Cuando llegaron los fenicios trajeron vino de otras partes del Mediterráneo, ¿pero para qué trasladar desde tan lejos si aquí se podía producir?
No muy lejos de las costas de Gadir, los comerciantes fenicios encontraron un lugar perfecto para vendimiar y esto dio brillo al “triángulo de Jerez de La Frontera”, el triángulo de oro de Jerez, que está formado por San Lucar de Barrameda, Jerez de la Frontera, y El Puerto de Santa María y que hoy constituye la ruta del vino de Jerez.
Después de los fenicios, los romanos gobernaron la mayor parte de España: plantaron viñedos y se produjo vino en muchas zonas diferentes.
Los romanos invadieron áreas donde vivían los íberos y celtas locales e introdujeron la fermentación del vino en artesas de piedra (aún se pueden encontrar restos de tales artesas en muchas áreas de España) y la conservación del vino en recipientes de arcilla como ánforas.
Los godos siguieron a los romanos después de la caída del Imperio Romano Occidental en el siglo VI, pero alrededor del año 711, España fue invadida por los moros y para el año 722 habían ocupado la mayor parte de lo que hoy conocemos como España.
Fueron necesarios siete siglos para reconquistar los territorios y durante esos siglos los agricultores locales todavía producían vino, pero el alcohol se utilizaba principalmente para medicinas, perfumes o cosméticos. A medida que la Reconquista avanza de norte a sur, el rol del vino aumentó en todo el país.
Los primeros vinos producidos en España fueron fuertes. Podemos pensar en ellos como dulces o rancios.
Los vinos se encaminaron a seguir la tradición mediterránea. Pero los vinos que se producían en el interior, lejos de la costa mediterránea (más orientados al comercio) podrían haber tenido un mayor parecido con los vinos que conocemos hoy.
En todos los casos, la oxidación siempre planteó un gran problema. Una solución a este problema, la más obvia, fue elaborar vinos de estilo rancio y adquirir el gusto por ellos. ¡Problema resuelto!
Pero había otras posibles soluciones. Los griegos ya habían pensado en sellar las ánforas con resina de pino vinícola. En España, el vino se ponía en barro en lo que conocemos como tinajas, las que Cervantes hizo famosas en el libro de Don Quijote.
Las tinajas tienen aberturas estrechas en la parte superior que dejan una superficie muy pequeña en contacto con el aire y el oxígeno. Las tinajas forman parte de la cultura del vino español, y aunque estuvieron olvidadas durante décadas, algunos jóvenes bodegueros están reintroduciendo las tinajas para volver a elaborar vino español con ellas.
Topografía de vinos españoles
España es el tercer país más montañoso de Europa (el primero si consideramos el porcentaje de montañas sobre la superficie total) y el segundo después de Francia.
Esto es muy importante cuando pensamos en el vino. Es necesario tener en cuenta tanto la latitud como la altitud para entender los viñedos y los vinos españoles.
España está formada por una gran meseta central. Madrid se encuentra en el centro de esta meseta y la capital se encuentra a una media de 600 metros sobre el nivel del mar.
A medida que avanzamos hacia el norte, la meseta se hace más alta. Al sur, en Jaén, se ubica a 570 metros. En la ciudad norteña de Burgos, alcanza los 850 metros.
La meseta española está rodeada de montañas: la Sierra de Cantabria y los Pirineos al norte, Sierra Morena al sur en Andalucía, la Sierra de Gredos al oeste y el Sistema Ibérico al este.
Una diversidad tan amplia produce muchos microclimas en las regiones vitivinícolas españolas.
Otro elemento de gran importancia para entender la topografía de España son sus ríos. El Ebro riega las regiones de Rioja, Navarra, Aragón y el sur de Cataluña donde desemboca en el parque natural del Delta del Ebro en Tarragona.
El río Duero fluye hacia el oeste a través de la antigua Castilla y baña las regiones vinícolas de Ribera del Duero, Rueda, Cigales, Toro y Arribes de Duero antes de entrar en Portugal y convertirse en el río Duero que llega al Atlántico en Oporto.
Al sur de Madrid nos encontramos con el Tajo, el río más largo de España y que discurre por La Mancha y Extremadura y desemboca en Lisboa, Portugal. Los ríos más pequeños Turia, Júcar y Segura fluyen hacia el este hacia el Mediterráneo y bañan las regiones vinícolas de Valencia, Alicante y Murcia.
El Guadalquivir en el sur de España atraviesa Córdoba y Sevilla antes de terminar en Sanlúcar de Barrameda, cerca de Jerez de la Frontera.
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